Mientras
ojeaba en internet El Viajero, suplemento del periódico El país, capto mi atención una de las propuestas, publicada el 29
de enero de 2018, con el título “Los 10
mejores lugares para ver los almendros en flor en España” y, dada mi
afición por las almendreras y las abejas, me apliqué sin demora en la visión y
lectura del mismo, con la fugaz esperanza, iluso de mí, de encontrar entre
ellos el Valle medio del Cidacos y
alrededores… Sin poner en entredicho el encanto de los diez lugares
mencionados en el artículo, espectáculos naturales que invitan a visitar
encarecidamente en las próximas fechas, cuando los almendros, en flor, activan
su embrujo al desplegar un abanico japonés que origina sutiles sensaciones… No
tardé en desengañarme que entre los diez espacios elegidos no estaban las Almendreras del Valle medio del Cidacos y alrededores.
Herido
sentimentalmente, pues mi vínculo y compromiso con el desarrollo y conservación
de estos maltratados paisajes vienen de varias décadas atrás, tiempo durante el
cual he manifestado, en los diferentes foros en los que participé, mi
admiración por la gala paisajística que ofrece la campiña de la comarca arnedana entre Arnedillo y Autol:
un conjunto de mosaicos con teselas irregulares en tamaño y forma, texturas
algodonosas con los almendros en flor, cobrizas o cenizosas que aportan los
olivares o las impresionistas propias de los viñedos, que al ser contemplados
desde los oportunos miradores que constituyen las atalayas defensivas,
eremíticas o, simplemente, rocosas que jalonan el valle, tienes la sensación de
gozar de la visión de luminosos mosaicos bizantinos, de minuciosos detalles y
brillante colorido.
Contemplarás,
desde cualquiera de estas privilegiadas atalayas, un paisaje… amable, refinado y sereno, como de pintura yamato-e (1) (Junichiro Tanizaki) (2), que te invita a descender,
perderte en él, sentirlo cerca, tocarlo. Sensaciones que se subliman en
este periodo efímero, estacional, durante el cual florecen miles de almendros,
arboles austeros sin afán por destacar, desinhibidos, muestran ahora sin
tapujos su sensualidad, te engatusan a la par que te envuelve una fragancia
melosa y el vuelo ávido de miles de abejas, para libar el primer néctar de la
primavera, susurraran en tus oídos su sinfonía monocorde… Pues bien, los
próximos días, tras el paso de los frente fríos y las abundantes
precipitaciones que nos acompañan desde las fiestas de Reyes, podrás gozar
todas estas emociones. Si, además, tuvieras la fortuna de añadir a la tardía
floración de este año, la nieve en las montañas de Peña Isasa o Moncayo,
contemplarías algunas de las más bellas estampas que esta comarca,
probablemente con la mayor concentración de almendros del norte de España,
pueda ofrecerte: manto níveo en las cumbres y delicados velos florales en el
valle.
No
desmerecen las Almendreras del Valle
medio del Cidacos y alrededores con los diez lugares señalados en El
Viajero, que, por cierto, solo recoge un espacio del norte de España,
coincidente con el lugar donde rodó Ridley Scott una parte de su película El Reino de los Cielos… Si bien, no son
nuevas mi quejas sobre lo mal que tratamos nuestros recursos paisajísticos y lo
miopes que nos mostramos en la gestión de los mismos, debo de reconocer,
también, que los diez territorios del artículo venden mejor sus encantos que
nosotros, asignatura que suspendemos sin miramientos.
Sin perder
de vista las dos quejas expuestas, acompañadas de un alto grado de
desesperanza, y sin ser amigo, a priori, de establecer juicios de valor sobre
los usos que los agricultores hacen de sus tierras, sobre las que proyectan sus
afanes, en base a rentabilizar los esfuerzos según las demandas del mercado y
las recomendaciones de las políticas agrarias; no puedo, por contra, dejar de
reprochar a los responsables de la gestión territorial, a quienes considero culpables
de la presente situación, el estado de unos paisajes que sufren fatiga crónica
y falta de propuestas imaginativas para reinventarse de manera permanente, que
lastran así su desarrollo sostenible de cara al futuro.
Como señalé
anteriormente no debes perderte el encuentro anual con estos paisajes: “desplegados abanicos japoneses que originan
sutiles sensaciones”, acércate para ello hasta los pueblos de Arnedillo,
Santa Eulalia Somera o Bajera, Herce,
Préjano, Arnedo, Quel,
Autol o, en las cercanías, a las
Bergasillas, Bergasa, Villarroya o Grávalos, y pregunta a los lugareños,
conocedores como nadie de los mejores rincones para caminar entre almendros en
flor, por los caminos para llegar a
ellos, te encontraras inmerso en escenografías fantásticas que dan pie a todo
tipo de posibilidades lúdicas.
La nieve ha
desaparecido con prisa de la cumbre y faldas de Peña Isasa, sin dar tiempo a
una floración generalizada, intensa, de los almendros, nos ha privado así de
imágenes de gran fuerza visual, mas descuida no te defraudará lo que vas a
encontrar los próximos días; Moncayo, por el contrario, se muestra conmovedor, gallardo, como hacía años
de nieve, y con las almendreras en flor de Grávalos o Villarroya nos regalaran
fotografías que atraerían gustosos a los japoneses si conociesen estos
paisajes, les recordarían sus almendros en flor con el Fujiyama nevado de
fondo… estamos ya en esos pocos días para poder mirar atónicos estos paisajes
que enervarán con serena embriaguez, melosa, tus retinas. Si te arrimas
quedaras prendado.
(1) Pinturas Yamato-e: es un estilo
de pintura japonesa inspirado en las obras pictóricas de
la dinastía Tang y desarrollado a finales del periodo Heian. Las
obras pictóricas Yamato-e generalmente están acompañadas por textos que relatan
narrativas y que muestran la belleza de la naturaleza por medio de
representaciones de lugares famosos o meisho-e, y de las
cuatro estaciones oshiki-e. Las imágenes no son simbólicas y tienen el
objetivo de ilustrar la belleza de la naturaleza.
(2) El cortador de cañas. pag. 21, de Junichiro Tanizaki (Tokio1886 – Yugawara 1965), uno de los
principales exponentes de la literatura japonesa del siglo XX, se licencio en
la universidad de Tokio y pronto se sintió atraído por la literatura
occidental.
Como siempre fotos fantasticas, has captado el momento preciso, una maravilla, como nos plasmas lo que la naturaleza nos ofrece y tenemos tan cercarno sin llegar a valorarlo lo suficiente.
ResponderEliminarGracias Inma, es un placer tratar de encontrar la belleza en los lugares donde me muevo o a los que asisto, unas veces intencionadamente y otras por casualidad... y cuando descubres la belleza intentar trasmitirla es casi una responsabilidad,... sería egoista no hacerlo así...
EliminarHola Carlos,
ResponderEliminarEspero que todo vaya bien. Magníficas las fots y el texto. Te he copiado fragmentos para poner entuiter, citando la fuente:
https://twitter.com/BiologiaPensamt/status/971717132156309504
Te he escrito un email. Ya me dirás si lo has recibido.
Un abrazo y hasta pronto,
Emilio