El otoño me parece cada año, salvo que la sequía del
verano haya sido muy rigurosa, un tiempo de sorpresas y disfrute de los
sentidos para los residentes de cada territorio o para aquellos que transitamos
de unos lugares a otros, cual nómadas, en busca de las sensaciones más
estimulantes que cada paisaje pueda proporcionarnos…
El martes, decidimos perdernos en el Valle de Chistau, en el Pirineo de Huesca, subir al Refugio de Viados y mimetizarnos en las
montañas durante varias jornadas, para intentar, entre otras cosas, olvidar la
monotonía del día a día y las tomaduras de pelo del gobierno de “Don Mariano y compañía” que, también día a
día, nos trata como a ignorantes tanto con sus acciones como con sus dichos.
Sirvan de ejemplo, las lacónicas
declaraciones del ministro, siempre ocurrente y presto a la gracia, Don Cristóbal Montoro,
cuando nos habla ya, sin cortarse ni un poco, de la “subida de los salarios” en esta resignada España, donde “…ya ha comenzado la recuperación” según él, o en fiasco de la presentación de la Candidatura Olímpica
de Madrid por parte de la distinguida Doña Ana Botella, con su “…relaxing cup of café con leche in Plaza
Mayor,…”, que dio la vuelta a mundo. Cuando además se sabe, que un tal Terrence
Burns, estadounidense, cobró 300.000
dólares para evitar situaciones como esta,… o que la Agencia Británica
M-is, recibió 2,4 millones de euros (mas IVA) para procurar la mejor imagen de la Candidatura…
El miércoles, disfrutó el
gusto, mientras ascendíamos por el Barranco
de la Madera,
cuando nos permitíamos el lujo de paladear las bayas jugosas recogidas en las
arandaneras que tapizan el frondoso bajo bosque de pino negro, salpicado en los
claros de servales diseñados para destacar, enjaezados con numerosos y vistosos
pendientes rojos arracimados. Luego fue el
tacto, las manos sintieron la textura estriada y fría de los esquistos
oscuros y oxidados, de brillos metálicos, cuando se aferraban a las rocas que
componían la trabajosa cresta de las cumbres encadenadas de la Punta Cabalera (2.902m.) y Picos de Coulfreda (3.031m.- 3.027m.-
3.032m.)…En el exigente descenso el paso se torno farragoso, la senda
intuida discurría entre espadas, lanzas o esquirlas, todas ellas de
consistencia pétrea, amontonadas como botín
de guerra arrebatado a los vencidos, en este caso las aguerridas masas
rocosas que se descarnan sin tregua frente a la perceptible invisibilidad de
los agentes atmosféricos. Todavía resonaba en los oídos, varios días
después de abandonar las adictivas montañas, el particular sonido semimetálico
que producían las armas de piedra, arrastradas ladera abajo a nuestro paso…
El jueves, un día tranquilo, el
olfato tuvo su protagonismo en el bosque de pinos silvestres y pinos negros,
acompañados de servales, arces, arándanos o rododendros, el olor penetrante de
las rusulas, las amanitas, agaricus, cortinarius o…, sí, también los boletus,
impregnaba el ambiente de muy diferentes rincones del Barranco de la
Ribereta, frente al Refugio
de Viados. ¡¡¡Que aromas tan especiales…!!! ¡¡Me encantan!!
El viernes, tuvo su día la
vista, desde el comienzo de la jornada buscaba con intención y mayor viveza
que las piernas, pues mostraban ya cansancio y algunas magulladuras, las bellas
panorámicas proyectadas en la ascensión a los solitarios Ibones de Barbarisa a lo largo de la Aigüeta de Llisat. Este rincón es un remanso sereno, reina la quietud en
condiciones climatológicas como las que teníamos aquella mañana, y la visión de
los lagos diluyó el cansancio acumulado en el seno de las aguas calmas, la
vista se sumergía, buceaba, surgía, se deslizaba en las superficies de cambiantes
colores verdeazulados que ganaban o perdían intensidad siguiendo irregulares
formas concéntricas y abarcaban una rica gama de tonalidades, dependientes de
factores tan diversos como: la hora o luz del día, el paisaje estacional que
las rodea, la profundidad de las aguas o la diversidad de minerales depositados
en su lecho… ¡Un paraíso visual!
Pero fue el oído quién puso el remate sensitivo a la jornada,… un grito
fortuito nos permitió advertir la presencia del eco y ello puso en marcha,
entre los presentes, un juego de palabras intencionadas que no pretendían
explicaciones ni comprensiones, solo buscaban el placer de escuchar en aquel grandioso
anfiteatro el sonido hueco, terminal y sin sentido de las palabras elegidas,…
quizás la única manera de descifrar los mensajes en clave de las montañas…
Tienen que sonar terroríficas las tormentas desatadas en este paraje…
El sábado, regresamos a Logroño después de disfrutar del placer de
la conversación con el artesano David Echevarría, alfarero de Naval, recrearnos
con el trabajo conjugado de sus manos con el barro y el fuego, y con Simón,
sastre jubilado, que tuvo la amabilidad de acompañarnos a callejear por este pueblo singular, mientras nos contaba
sustanciales historias y mostraba los rincones más entrañables de este
atractivo municipio oscense… La ciudad estaba inmersa en la marabunta social de
las Ferias y Fiestas de la Vendimia de la Rioja. San Mateo 2.013… Y volvimos a escuchar la voz ungida de
nuestro paternal Gobierno de la nación, velando por nuestros intereses, que
presentaba los presupuestos para el 2.014, los “Presupuestos de la recuperación…”. Sí, debe ser así, nos sirve de ejemplo: la indiscutible pérdida de
poder adquisitivo de los pensionistas con la pretendida nueva reforma (bien
aconsejada por un conjunto de técnicos que muy mayoritariamente pertenecían a
empresas aseguradoras…), la congelación del sueldo de los funcionarios (… que
era ya glaciar) o el aumento insignificante de la partida de presupuestos en
I+D+I… ¿Los presupuestos de la recuperación…? ¿Recuperaremos los derechos
sociales perdidos…? Me temo… No, estoy seguro de que no, que solo recuperaran
beneficios los que ya tienen beneficios… A los trabajadores, ya se sabe, a
pagar,… pues vivían por encima de sus posibilidades…
Y el domingo,… fue otra vez el gusto quien finalizo esta primera
semana de otoño en Valdeperillo, en
el valle riojano del Río Linares, allí
recogimos, mientras comíamos a carrillos llenos, grandes y jugosas moras de
zarzal (…como melones de Villaconejos). Recolectamos dos preciosas cestas de
moras que acompañaran, congeladas, las coloristas macedonias de frutas
navideñas, y en melosas mermeladas las sabrosas tartas de queso…
¡¡Qué más se le puede pedir al
comienzo de este prometedor otoño…!!
Bueno, sí… Que por fin, nuestros
gobernantes comiencen a tratarnos como ciudadanos, no como siervos al servicio
de sus intereses.