Nápoles es pasión
arquitectónica y contraste estético, basta fijarse en las iglesias, Chiesa
del Gesú, Chiesa di San Francesco di Paola,… o el Duomo, entre varios
centenares, o bajo la superficie construida, Catacombes de San Genaro
o el Napoli Sotterranea bajo la Chiesa
di San Lorenzo. Hay claustros para todos los gustos, pura fantasía y
color en los azulejos de la reconstrucción de la Chiesa di Santa Chiara, o
aquellos que desde las alturas de la Certosa di San Martino vigilan al Vesubio
con recelo, a la par que observan con sobriedad y grandeza de miras la ciudad…
No en vano porfiaba Michele, el joven
napolitano, con gestos amplios, para nada grandilocuentes, y el movimiento de
manos tan explícito como sus entusiastas palabras…
“En Nápoles, es posible visitar 457
iglesias consagradas, más que en cualquier otra ciudad italiana…”
A media mañana, llaman la atención las filas en las pizzerías de renombre (las encuentras en todas las guías), pues si bien es cierto que no se come una buena pizza napolitana en cualquier sitio, no resulta costoso dar con la trattoria o pizzeria (recomendables las que tienen el distintivo de elaboración tradicional) donde te servirán esa pizza de base finísima, maleable, de bordes engrosados y crujientes, pocos ingredientes y el centro casi tierno… Caliente, todavia, la declaración de la pizza como un Patrimonio inmaterial de la Humanidad por la Unesco. No te cortes, aprovecha, difícilmente comerás pizzas tan en su punto, con sabores tan rotundos y definidos como en Nápoles…Y menos a ese precio.
Nápoles ama el comercio con pasión y sus diferentes mercados contrastan por su cercanía. En Via Toledo, en las inmediaciones de la Piazza Caritá, el bullicioso Mercado de Pignasecca ocupa la calle que le da nombre y aledañas: sacan las tiendas los expositores a la calle y los comerciantes ajenos al barrio instalan coloristas tenderetes con género de lo más variopinto, en ellos adquieren los napolitanos de a pie las viandas y enseres que precisan. Apenas trescientos metros al sur, próximo a la Piazza del Plebiscito, en la permanentemente en restauración Galleria Umberto I, diseñada por el ingeniero Enmanuele Rocco y construida entre 1887 y1890, que emula la glamurosa Galleria Vittorio Emanuele II de Milán, acoge en este lujoso marco para envidiar cadenas comerciales de implantación internacional junto a comercios de renombre napolitanos, además de algunos restaurantes y cafeterías para turistas de dudoso gusto, y todo ello bajo una increíble cúpula de cristal y acero…
Llegado a este punto, Michele saltaría como un resorte…
“…Sí, Milán tiene maqueada su Galleria,
pero Nápoles tiene dos, la Galleria
Vittorio Emanuele II y la Galleria Principe di Napoli,
y sí, las dos pendientes de dignificar como se merecen.”
Al terminar la frase asomaba ya en su
rostro diáfano una nota de rabia y escepticismo…
Si el reloj no
marca todavía las 17,30h., una hora
antes del cierre, haz fila, ahora sí, y visita la Capella San Severo
(recomendada encarecidamente tanto por Michele como por el comerciante
napolitano del estiloso y elegante establecimiento Tramontano de Via Chiaia),
mandada construir por una madre en duelo, asesinado su hijo y la amante por el
marido despechado. Entraras en el mausoleo de la familia Príncipes de Sangro, un
espacio que se abarca casi de un vistazo,
mas ocupado por un conjunto de grupos escultóricos y figuras solitarias que
requieren cada una su mirada, y en el centro de la capilla el “Cristo Velato”
de Giuseppe
Sanmartino (1753), impresiona la muerte bajo el velo y cuya
trasparencia etérea le confiera al sufrimiento dignidad extrema… Cuál fue el
secreto que el mecenas, científico, masón, alquimista y príncipe, Raimondo
Sangro (enterrado en la capilla), confió al artista, según cuenta la
leyenda, y le permitió convertir el tul trasparente que cubría la escultura en
mármol blanco. Las imagenes, para imaginar...
Siéntate en la inmediata Piazza San Domenico Maggiore
y relájate, con un tonificante spritz, de tantas sensaciones…
Cuando la tarde
comienza a confundirse con la noche acércate a la Piazza Dante, arriba de Via
Toledo, paséala, conoce a los napolitanos que hacen vida en ella, ojea
libros y las más insospechadas curiosidades en papel en las numerosas librerías
del entorno de la Port´Alba… Callejea hasta la cercana Piazza Bellini y empápate
del ambiente callejero, festivo, reivindicativo frecuentemente, entre bohemio y
progresista, vanguardista o canalla, entra en cafetines minimalistas unos y con
rancio olor a polvo otros, a las pequeñas tiendas y talleres de artesanos de
ropa, joyas, encuadernación o juguetes… Otra opción puede ser llegarse al
barrio comercia de Chiaia y con calma adentrarse en distinguidos templos del consumo, marcas comerciales de “morro
fino”, o en esas otras basílicas, más asequibles, franquicias y grandes cadenas
del prêt-à-porter,
veras en Nápoles las mismas que en Roma, Paris, Londres o Madrid…
Agotado de callejear, de observar a las gente tan diversa que acoge esta ciudad cada vez más cosmopolita o quedar fascinado con sus múltiples tesoros…
… Puedes optar por una cena a pie de calle, cerveza en mano y cucurucho de fritos adquiridos en alguna de las diminutas freidurías, pronto seleccionarás donde degustar los más crujientes y menos aceitosos: croché di patate, arancini di riso y todo tipo de verduras rebozadas en tempura, sentados en el bordillo de la acera o en taburete alto alrededor de una pequeña mesa redonda… O decidirte a buscar una a cogedora osteria, las hay interesantes en todo el grandísimo Casco Antiguo napolitano y elige entre los platos del día aquellos que te resulten novedosos: espaghetti con ricota y menta, pasta e ceci con pomodori e basilico, pólipo con pomodori e origano...
Agotado de callejear, de observar a las gente tan diversa que acoge esta ciudad cada vez más cosmopolita o quedar fascinado con sus múltiples tesoros…
… Puedes optar por una cena a pie de calle, cerveza en mano y cucurucho de fritos adquiridos en alguna de las diminutas freidurías, pronto seleccionarás donde degustar los más crujientes y menos aceitosos: croché di patate, arancini di riso y todo tipo de verduras rebozadas en tempura, sentados en el bordillo de la acera o en taburete alto alrededor de una pequeña mesa redonda… O decidirte a buscar una a cogedora osteria, las hay interesantes en todo el grandísimo Casco Antiguo napolitano y elige entre los platos del día aquellos que te resulten novedosos: espaghetti con ricota y menta, pasta e ceci con pomodori e basilico, pólipo con pomodori e origano...
Si resta
pujanza, cerca encontraras alguno de los bares de copas que animan las noches
de Nápoles donde apurarás la “última” antes de recogerte a reparar fuerzas,
pues esperan al alba nuevas sorpresas en esta ciudad que, según cuenta la
leyenda, fundaron los griegos en honor a Parténope
que, por no corresponder Ulises al amor de la sirena, se dejó morir en el
fondo del Mediterráneo, este Mar apenado depositaria su cuerpo en las playas de
la hermosa bahía de Nápoles, allí para rendirle culto se levantaría un primer
asentamiento que llevaría su nombre … Sucesivos pueblos con sus culturas, reyes
y dioses dejaron su impronta y, visto lo visto, nadie escatimó recursos e
imaginación…
Este rico legado que la ciudad, y sus
circunstancias, ha conservado, hacía argumentar con añoranza al apasionado
Michele…
“Nápoles no tiene parangón… Qué ciudad
italiana puede mostrar en su patrimonio con tres Palacios Reales: Reale
di Capodimonte, Reale di Caserta y Reale
di Napoli... Y cinco castillos: Castel Nuovo, Castel dell´Ovo, Palazzo dom´Anna, en ruinas y
oscuras leyendas, Castel Capuano, actual Palacio de Justicia, y el Castel
de Sant´Elmo… Dónde encontraréis mayor esplendor…”
Amaneció
lluvioso, tormentoso, y como los demás días pasados en Nápoles, una temperatura
excelente. La lluvia había retraído a comerciantes y clientes en el Mercado de
Pignaseca, hecho que nos permitió llegar con rapidez a la terminal del
funicular que desde Montesanto sube al barrio de Vomero. Una vez allí, nos
acercamos, bajo el Castel Sant´Elmo y junto a la Certosa di San Martino, al
mejor mirador de la ciudad, frente al siempre presente Vesubio que le imprime
carácter y sobre el Nápoles monumental, roto en dos por Spaccanapoli,
probablemente la calle que más hemos transitado durante nuestra estancia. Allí
se agolpan ahora en la memoria las imágenes y las estimulantes sensaciones
vividas en la ciudad y proximidades: las Islas de Ischia y Procida, dos esmeraldas
volcánicas talladas por pescadores, reyes y artistas; los acantilados de la
agreste costa Analfitana, terrazas esculpidas donde se asientan viviendas,
iglesias o limoneros; o el alucinante viaje en el tiempo al visitar las
ciudades de Pompeya y Herculano (serán estos paisajes merecedores de nuevas
entradas en el blog). Nápoles fascina, y unido a su comarca enamora… Pasamos el
resto del último día por el elegante y luminoso barrio residencial y comercial
de Vomero.
Era temprano y
las agiles manadas de scooters, el vehículo motorizado emblema de las calles de
Nápoles, los quince caballos que mueven el motor de las Piaggio Beberly, y
semejantes, forman parte de su cotidiana banda sonora, no destacaban aún por
las aceras las animosas voces de los napolitanos y comenzaba entonces el
montaje de “… los puestos de venta portátiles de las calles Via Firence,
Bologna, Torino o Milano” a donde íbamos antes de partir de la ciudad,
desmontados ya los prejuicios de quienes
“…nos la describían cuando preparábamos el viaje a Nápoles”, pues era nuestra
intención adquirir en la Sfogliatelle Attanasio, pasticceria histórica de
Nápoles, una bandeja con unas de las mejores sfogliatellas que se elaboran en ella.
Pretendíamos disfrutarlas esa misma noche en Madrid con dos amigos.
Instalados ya en
el vagón de la Frecciarossa camino de Roma donde cogeríamos el avión, y sin
dejar de manifestar entusiasmo en las conservaciones y en los pensamientos por
los días vividos en la bella región de la Campania y su capital,…
…me
vinieron a la cabeza la imagen y la voz de Michele, el joven napolitano, en los
asientos del Circunvesubiano…
“Entre los Saboya, Garibaldi y...
(levantó la vista, miro con rapidez hacia adelante y a la izquierda y bajo la
voz…) la “Camorra”, no han permitido que Nápoles muestre su grandeza y honor.
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