Después de la empapada primavera,
que no quería marcharse, no recuerdo una igual desde que los paisajes, además
de disfrutarlos, empezaron a ocupar tiempo importante en mis pensamientos, y
han trascurrido unas cuantas estaciones, el verano, espero que sea de los que
no olvidaremos con facilidad. Cada
paisaje natural o humanizado, urbano o rural, salvaje o asilvestrado,… va a
mostrar sus valores en plenitud y lucirá las mejores galas ornamentales:
encontraremos que han surgido manantiales que ya no fluían y que sólo los más
ancianos de cada espacio recordarán y describirán acompañados de jugosas
historias que no deberíamos dejar que se vuelvan a olvidar; se mostrarán
apabullantes y lujuriosas las floraciones habituales y brotarán en los paisajes
de siempre ejemplares esquivos y exigentes, difíciles de observar; los jardines
urbanos recuperarán la turgencia, frescura y vitalidad que el reseco de los
años anteriores modelo en sus parterres, trazados con regla y compas, diseñados
con ordenador y trabajados con manos mimosas y dedos sabios; veremos… Veremos
que ocurre cuando tanta exuberancia, se agoste, hecho que está por venir, pues
es su evolución natural, y lleguen los incendios, que es muy probable que
también estén por venir, y la mayoría, lamentablemente, no por causas naturales
o fortuitas…
¿Cómo responderán las administraciones competentes tan preocupadas por
la austeridad, por el ahorro en medios humanos y materiales,… que no han dudado
en recortar, entre otras muchas cosas, los contratos de retenes de lucha contra
los incendios?
Estos grupos de trabajo, encargados de aclarar y desbrozar montes y
cortafuegos, labores que dificultan la propagación del fuego en caso de
producirse y facilitan la actuación contra el mismo, son así mismo la primera
línea de intervención terrestre cuando se comunica que un incendio se ha
producido.
De igual manera van a disminuir, como ya ocurriera el año pasado, los dispositivos aéreos
destinados a combatir los grandes incendios que pueden asolar nuestros paisajes
este verano, si, como es previsible, los parámetros climáticos de temperaturas
y precipitaciones son los normales en nuestro territorio…
¿¿Cuánto van a gastar entonces las diferentes administraciones para
hacer frente a estos desastres, medioambientales y económicos, que son los
incendios…??
Espero ser un agorero… y equivocarme.