Isasa, un jardín de montaña en Rioja Baja
“Peña Isasa, muchos la ven y pocos la pasan”, así rezaba el refrán,
presto en la boca de los paisanos, al aludir a esta montaña tan presente, junto
al más lejano Moncayo, en los paisajes y el sentir popular de las comarcas del
Cidacos, Alhama y Linares. Siempre
estuvo este pico, un poco solitario y apartado, envuelto en las nieblas
intemporales de las leyendas, impregnado de
misterio e incertidumbre, no en vano aparecen en ellas personajes que se
prestan a ello, como el “Forzudo Sansón”, responsable de la presencia en la
cumbre de las rocas ciclópeas que la forman, la “Reina Isasa” y su hermana
“Gatún” que modelaron a fuerza de celos y magia la morfología pétrea de este
territorio,… incluso había quien situaba en sus proximidades “…una de las
puertas del infierno”, acaso pensáis que el hecho de brotar en su entorno las
aguas ardientes de Arnedillo o las sulfurosas (huelen a azufre, a huevos
podridos…) de Grávalos o la Pazana, respondían a otra cosa… que la cercanía del
averno ¿Para qué iban a pasar por allí…?
En la actualidad este rincón
montañoso, pastoreado, desforestado y reforestado posteriormente, con numerosas
pistas forestales y cortafuegos, viejos caminos medio perdidos, sendas, veredas y trochas apenas transitadas,
casi en exclusiva por el ganado o la
fauna salvaje,… que no goza de protección suficiente, la que debieran
garantizarle los gestores del territorio, ni tampoco del respeto y cuidado de
los usuarios que la disfrutan, guarda, sin embargo un buen número de valores
naturales, geológicos, etnográficos o paisajísticos que “el viajero” tiene
ganas de recorrer hoy con vosotros.
El conoce Peña Isasa en casi
todas sus versiones, pues desde Villarroya, Ítaca para “el viajero”, la tiene
siempre presente y sus reiteradas ascensiones, que mantienen a punto su estado
físico, le han permitido descubrir sus encantos. Por ello ha partido de esta
población con la esperanza de encontrar, en el camino elegido esta mañana, las
imágenes de voluptuosos jardines enrocados que permanecían idealizados en su
retina y hacía ya algunos lustros que no
veía florecer en su esplendor, debido bien a las insistentes sequias sucesivas o las excesivas lluvias del último
año. Ha dejado atrás el empalme de la LR-123 y tomado la LR-487 que lleva a
Muro de Aguas, no ha transitado todavía un kilómetro por ella y toma ya una
pista descarnada que nace en un recodo desdoblado de la carretera. Comienza a
subir por ella en silencio, este repecho justo al comienzo, siempre se le
atraganta, más la profusa floración de tomillos
entremezclados con falsos junquillos
(aphylantes monspeliensis), sus
pequeñas flores azuladas dulces y comestibles, ligeramente cerradas todavía,
dan un aspecto jaspeado, con tonos blanquecinos y verdeazulados, al suelo pedregoso,
hacen más distraída la cuesta arriba y le permiten acrecentar su confianza, “el
caminante” espera encontrar hoy aquellos preciosos rincones que recuerda
ajardinados con la anarquía propia de la natura. Una sucesión de pronunciados
repechos ondulan la bella panorámica que debe recorrer, en ella la senda se
dibuja con intermitente nitidez hasta llegar a Peña Isasa, y se aprecia cómo,
la misma, discurre próxima a los precipicios que se descuelgan, abruptos en
ocasiones, hasta el Valle de Turruncún,
por el que fluye (dependerá del capricho de la meteorología) el Arroyo de la Mina (fueron varias las
minas de carbón explotadas entre Turruncún y Villarroya).
Los gamones (asphodelus albus) sobresalen ahora de los tomillos y los primeros piornos azules (erinacea anthylus),
conocidos también como “cojín de monja” o “asiento de suegra”, puedes
imaginarte el porqué de su nombre popular… Estas liliáceas envaradas cuyas
flores blancas resultan muy atractivas, pura golosina, para los abejorros y en
especial para el mayor de ellos, el abejorro
carpintero (xylocopa violacea), dardos de color azabache que las asaetaban con
glotona delicadeza. Camina ahora ya ligero en el rellano, por un jardín abierto y montaraz, para
adentrarse enseguida en el término de Navalillo
donde llaman su atención los esponjados almohadillones, amarillos y pinchudos,
de las genistas (genista mugronensis) salpicados con los
erizones de piornos azules, que se
prodigan en el borde del camino, ascienden laderas arriba y tapizan el suelo
bajo los pinos de repoblación, un sugestivo festín de formas y colores…
Ha llegado a un collado poco
definido, sin bautizar, donde el amplio camino que traía comienza su descenso,
allí, toma una senda que sube en dirección noroeste al encuentro de los
cortados rocosos a los que se asoma con frecuencia “el viajero” y se recrea con
las sorprendentes estampas que se disfrutan desde esos privilegiados miradores,
adornados de manera magistral por la arbitraria primavera. La visión que tiene
ahora de Peña Isasa es, probablemente, su más bello perfil y hoy tiene su mejor
momento, el que desearía como foto de presentación... Mas, también reclaman su
atención, como siempre que llega hasta allí, la franja de terreno que desde el
pie de los farallones calizos, donde residen los buitres leonados, el búho
real, el halcón peregrino, el cernícalo común, el roquero solitario, los aviones roqueros o el culirroyo entre otros, a la par que una
particular comunidad botánica, una pedriza suelta, de canto menudo, que
desciende hasta los pinares, un espacio ocupado, como lunares sin orden, por pudios (rhamnus alpinus) y guillomos(amelanchier ovalis), y donde es
frecuente sorprender, desde las alturas discretas, a corzos, jabalís o zorros sesteando a la sombra en días de
calor o en la piedra caliente por el sol, los de frio…
Ha tomado resuello “el
caminante” antes de enfrentar el último repecho exigente que le queda hasta la
cumbre, un cuarto de hora de pasos cortos y mirada al suelo,… puede que ahora
encuentre algún anmonite, terebrátula o rinchonella, habitantes marinos de hace
120 millones de años,… fosilizados y frecuentes en este paseo… Con la
respiración entrecortada,… y apenas sin darse cuenta, ha llegado al Alto de la Cabezuela (1.403 m.). Otra pequeña parada y un nuevo respiro, la
panorámica y él se lo merecen,…
Enseguida prosigue la ruta, le
quedan tan solo diez minutos de subida, menos fatigosa que la resuelta, para
tocar el poste geodésico de Peña Isasa
(1.472 m.), el centro y cúspide de este hermoso jardín de montaña que hemos
recorrido, un jardín sin amaestrar, donde las ciclópeas calizas cortadas a
cuchillo comparten protagonismo con los piornos
azules o el amarillo intenso de las genistas,
donde los pudios con sus hojas recién brotadas y los níveos guillomos en flor
hacen de teloneros y algunos tejos (taxus baccata), protagonistas verdes
durante el invierno, pasan ahora a ser tramoyistas de este espectacular
escenario ajardinado… Se toma ahora su tiempo “el viajero” y se pierde en el
enigmático laberinto rocoso que resulta la cumbre de Peña Isasa y descubre los
cientos de pequeños jardines diseñados por la natura en cada hueco de tierra
que encuentra libre, en cada agujero de la roca donde germinó su ingenio o allí
donde solo la magia que encierra esta bella montaña hace florecer a las
delicadas espuelillas (chaenorhinum
origanifolium)… ¡¡¡Qué buena la preparó El Forzudo Sansón” cuando lanzó
aquella peña desde Andosilla…!!!
Adéntrate en este paisaje ajardinado, consulta el mapa y la ruta que siguió "el viajero" para disfrutar de él...
Algunos protagonistas de este bello paisaje:
Peña Isasa, magnífica atalaya que domina prácticamente toda la Rioja Baja. Magnífico lugar para apreciar otros retos sugerentes de recorrer éstas montañas que, tras su aspecto agreste y áspero (no exento de su peculiar belleza), esconden rincones sorprendentes, que uno no se espera encontrar por allí. El "rey" Moncayo se le aprecia cercano, en cambio, los "príncipes" San Lorenzo, Pancrudos y Cabeza Parda sólo se adivinan distantes en la lejanía. Pero bueno, Peña Isasa se muestra como un eficiente chambelán que nos permite ver a la Familia Real Sistemibérica. Literatura pomposa y rimbombante aparte, Peña Isasa domina muchos puntos importatnes del Sistema Ibérico. Y tratándose de un "1.400" tiene mucho mérito. Gracias, Caminante, una vez más, por tu mirada poética sobre el paisaje. Es un regalo para el alma
ResponderEliminaruna vez más , gracias¡¡ Las fotos son una maravilla para la vista y el texto es la partitura que pone música de fondo a tanta belleza ; Lo mejor es que como siempre nos enseñas un paraje que tenemos y podemos disfrutar al lado de casa. Otra vez gracias.Las chicas.
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