Se sabe que “días de mucho,…
vísperas de nada”, así suelen ser los días de navidad respecto a muchos asuntos.
Esos días me cansé de escuchar en los
diferentes medios de comunicación la imposibilidad de representar este
año el tradicional, y muy popular, Belén Viviente de Alcanadre en el Monte Viso, ambientado en uno de los
conjuntos de casas cueva en el
existentes, pues las generosas lluvias de primavera habían ocasionado el
hundimiento de dicho escenario. Me resultó curiosa, porqué será,... la
unanimidad de criterios respecto a la importancia de recuperar el entorno del
Monte Viso, de la Corporación Municipal y la Asociación Belén Viviente de
Alcanadre, para volver a celebrar allí las representaciones en años sucesivos. Me
constaba además que ya en el mes de junio se escucharon voces en el pueblo que
señalaban la urgencia de la intervención en el mismo, para evitar un mayor
deterioro de este patrimonio cultural, etnográfico y paisajístico.
Pues bien
pasadas las navidades, ante la ausencia de noticias y las preocupantes
fotografías aparecidas en los periódicos durante las fiestas, decidí acercarme
al Monte Viso de Alcanadre. Este espacio no era nuevo para mí, en la
colaboración radiofónica en la que participaba,
reclamé en varias ocasiones la necesidad de acometer la conservación
integral de las casas cueva del Monte
Viso de Alcanadre y con ello
potenciar también el belén viviente. Sabía también, ya entonces, que era más
raro que un “perro verde” y no podía entender y era muy crítico con los apaños
que hacían año tras año para sostener, de malas maneras y solo para la
representación, aquel interesante conjunto de casas excavadas… Por no hablar de
las verrugas que suponían en el particular paisaje: la estructura que figuraba
el Palacio de Pilatos, la tapia para proteger del viento o la caseta para el
control de efectos especiales (que
permanecen a día de hoy), todo ello levantado con bloques de cemento.
Con estas ideas en la cabeza, una
mañana ventosa de la semana pasada, se acercó el viajero al Monte Viso y el
panorama que encontró, desde su punto de vista, fue desolador, no quedaba nada
del retocado conjunto de casas cueva
donde se hacía la escenificación,… y si algo había quedado tras las lluvias
primaverales, las excavadoras habían terminado por alisarlo todo: las
pendientes y la explanada…
Perplejo todavía por la visión tomó el camino que
partía a media ladera, dirección suroeste, en busca de otros grupos de casas
cueva que recordaba de visitas anteriores al lugar. El caminante se figuraba
que visto lo visto en el conjunto de viviendas más conocido, los demás los
encontraría hundidos e infranqueables… Cuál fue su sorpresa al llegar a la
explanada del primer conjunto formado por dos
viviendas y comprobar que estaba prácticamente como lo recordaba: las fachadas
con algunas piedras menos, las puertas y ventanas más desvencijadas o
inexistentes y algunos tabiques
interiores de adobe, encalados y coloreados con azulete, desplomados.
Tomaba notas (había leído bastante los días previos sobre casas excavadas…) el viajero en su cuaderno sobre la distribución de estas casas cueva asentadas a media ladera y
cuyo desarrollo de habitáculos en paralelo a la fachada principal les permitirá
disponer de más luz y mejor ventilación o de un pasillo que separa esta crujía
externa de una segunda en el fondo de la vivienda, más baja e incómoda por la
pendiente del estrato de yeso que hace la función de techo, utilizada como
granero, almacén o cuadras para el ganado...
El camino de cómodo tránsito, se
transformó en una senda que debía recorrer con precaución el caminante, estos cerros
yesíferos dan lugar a suelos arcillosos que, humedecidos como estaban esa
mañana, propiciaban fáciles resbalones. Llegó a un segundo asentamiento de una sola
casa cueva y una higuera en el
pequeño rellano ante la fachada, de igual tipo que las anteriores y similar
estado de conservación… Retornó a la senda envuelto en los penetrantes aromas
vaporizados al pisar las plantas aromáticas propias de estos suelos de arcillas
y yesos fibrosos o especulares, extasiado al observar el planeo calculado y
elegante, las ráfagas de cierzo no le despeinaban ni una pluma en giros y
piruetas, de la hembra de aguilucho
pálido que acechaba la ladera en vuelo raseado a la captura ratones o
pequeñas aves,… y llegó a un tercer conjunto formado por dos casas cueva con tres pequeños olivos en
el lateral de la planada que daba acceso
a las mismas. Igual que en las anteriores, le sorprende su estado de
conservación, que ha variado muy poco en los últimos siete años, han tenido más
suerte que el grupo de casa cueva donde se representaba el belén.
Se acercó el viajero hasta uno de
los cafés de Alcanadre, mas no encontró interlocutores con ganas de hablar, le ocurrió lo mismo con las dos abuelas
sentadas en un carasol, en contra de lo que estaba acostumbrado, se mostraron
reticentes a la charla. Todo ello le hizo pensar que quizás él no tenía, esa
mañana, su mejor versión de locuacidad, ocurrencia y oportunidad. De la poca
información que pudo obtener, saco la impresión que la Asociación Belén
Viviente de Alcanadre esperaba lograr la habilitación del espacio donde se
llevaba a término la representación, pero no sentía interés en la
reconstrucción de las casas cueva, ya
inexistentes por otra parte, e incluso quiso percibir un cierto recelo al
hablar de las mismas. Regresó a casa el viajero con estos interrogantes y un
estado ambivalente de emociones: por un lado estaba entusiasmado pues tres conjuntos de casas cueva del Monte Viso eran factibles de recuperar, por
otro no confiaba que alguna asociación o
grupo de vecinos de Alcanadre apostase por la recuperación de los mismos como
alternativa de futuro.
Ahora, soy todavía más consciente
de mi condición de “perro verde” y también de las dificultades que tengo para
encontrar argumentos convincentes, para quienes habéis llegado a este párrafo, de que
debemos evitar que estas construcciones alternativas se hundan y desaparezcan.
Que tenemos que hacerlo incluso en épocas como la que vivimos de continua
pérdida derechos en servicios básicos como la educación, la sanidad o los
servicios sociales; con un paro galopante y desbocado que amenaza con llevarnos
por delante a todos; con una población cansada del menosprecio que sufre de sus
gobernantes, de las mega-obras carentes de viabilidad (… sin ir más lejos, aquí
al lado de Alcanadre, el Aeropuerto de Agoncillo), de que le metan mano a sus
cuentas corrientes, de supervivencia, una vez sí y otra también… Pues sí, en
días como estos tiene sentido que nos planteemos la intervención en este
paisaje. Si además os digo que tengo presente la complejidad técnica de estas
obras de consolidación y conservación de las construcciones subterráneas,
entenderé que seáis recelosos con la propuesta, mas debo intentar convenceros
de que esta no es una obra faraónica y además es viable y sostenible.
Comenzaré por desmontar algunos
prejuicios sobre este tipo de viviendas y recurriré para ello a las palabras de
L.Torres Balbas, prestigioso arquitecto restaurador, que nos invita a “ver en estas viviendas más que una supervivencia ancestral, basada en
un estado de miseria, una feliz adaptación al medio geográfico, ya que debido a
su orientación y disposición permiten más insolación y aireación que en la
mayoría de las viviendas aldeanas formando callejas”. Como razones para
evitar su desaparición me parecen
convincentes las conclusiones de una de las ponencias de la Convención
de Ingeniería y Arquitectura, de diciembre de 2008, organizada por la Escuela
Técnica Superior de Arquitectura de Madrid: “…este tipo de construcciones aseguran la permanencia de una tradición
histórica y cultural, se adaptan completamente al clima en el que se ubican,
minimizando el impacto energético para alcanzar las condiciones de confort, y
emplean materiales locales (tanto que la propia arquitectura se introduce
dentro del material), con ciclo de vida cerrado; mano de obra local, fomentando
la colaboración y participación de la ciudadanía en el proceso constructivo.
Por todo ello las construcciones subterráneas pueden considerarse sostenibles,
en las que convergen factores no sólo energéticos sino sociales, económicos y
culturales.”
Os imagináis el Belén de
Alcanadre representado en estos conjuntos rehabilitados. Sería increíble... Os
imagináis estas
casas cueva
recuperadas como alojamientos rurales y gestionadas por jóvenes de Alcanadre
(…si no lo queréis imaginar, acercaros a la vecina localidad navarra de
Arguedas), las vistas que desde ellas disfrutamos del conjunto urbano, la
ribera del Ebro y sus fértiles huertas o los Cortados de Aradón son muy relajantes
y sugerentes… Os imagináis el paisaje del Monte Viso con sus casas cueva en pie
para conocimiento y disfrute de las siguientes generaciones…
Bibliografía consultada:
L.Torres Balbas, “La vivienda popular en España”, en F. Carreras y Candi (dir.), Folklore y costumbres de España, III,
137-502, Barcelona: Alberto Martín, 1933
A. Martin Criado, Cuevas
habitadas en Castilla y León, 13-155, Colección
Rutas para descubrir, Valladolid: Editorial Ámbito, 2008
14 Convención Científica de
Ingeniería y Arquitectura, Sostenibilidad
y mecanismos bioclimáticos de la arquitectura vernácula española: el caso de
las construcciones subterráneas, Fundación Diego Sagredo. Escuela Técnica
Superior de Arquitectura de Madrid, Diciembre de 2008
Aunque solo fuera por seguir representando el Belén Viviente, sería muy rentable TANTO SOCIAL COMO ECONÓMICAMENTE hacer una mínima obra de rehabiliatación, y luego costaría muy poco la tarea de mantenimiento. Pero no. Aquí se confabulan, de forma obscena y repugnante, la mentirosa concepción de "eficiencia" que impone el brutal capitalismo globalizado imperante y la muy autóctona y riojanísima cultura del "¡qué-chorra-más-da!" (Q.CH.M.D). Y así nos va. Una pregunta muy simple: ¿Cómo es posible que éstas viviendas-cueva se hayan mantenido en pie durante décadas (¡o siglos!) y ahora se desmoronen con unas pocas jornadas de copiosas lluvias? Y otra pregunta más compleja: ¿Será ésto un indicio inquietante de que la Belleza, la Poesía,la Dignidad Humana y tantas cosas que nos hacen PERSONAS serán también pasto de ésta confabulación letal de capitalismo global y cultura autóctona de Q.CH.M.D?
ResponderEliminarEsperemos que no Benito, confiemos que surjan en cada municipio, barrio, asociación,... mesas de debate con capacidad de crítica y seamos capaces de gestionar nuestros propios recursos y sacar las ideas en las que creemos adelante... No podemos caer en el Q.CH.M.D.
EliminarPodemos hacer muchas cosas y no da igual todo, ni son todos iguales...