“montañas con poca entidad”…
Ibón de Llardaneta desde las Forquetas
Así las llaman, las encontramos en los sistemas montañosos de
nuestra región, del país y diría que del planeta tierra, hablo de esos picos
que, a pesar de su grandeza, no se encuentran entre las alturas destacadas de
las cadenas de montañas (las cuatro o cinco mayores…), la inaccesibilidad y el
riesgo no figuran en su historial o todavía no han encontrado su espacio, en
ocasiones por motivos inauditos o
peregrinos, en las redes sociales, televisión o cine, principales amplificadores
de las mismas. No son, por lo dicho, las que cuentan con el interés y la visita del público que, al menos un sector importante del mismo, se
acerca a la montaña en la actualidad con un afán turístico, incluso
competitivo, impensable en otras épocas. Montañeros que difícilmente se motivan
si en la jornada no ligan la ascensión de
un buen número de cumbres o al menos las de mayor altura,… las “Montañas con entidad”. Ahora, con la cercanía
del verano, cuando muchos de ellos volverán a encontrarse con las montañas, y cada
día con más intensidad hasta finales de la estación, me animo a contar las
sensaciones que disfrutamos el año pasado en un escenario incomparable de los Pirineos.
Refugio del Ángel Orús
Habían transcurrido doce años desde la última vez que subimos
al Ángel
Orús, entonces, como algunos de nosotros con mayor frondosidad y
alegría en la cabellera, lucía esplendido su cercano remozamiento, parecía más
un hotelito con encanto que un austero refugio pirenaico, a 2150 m. de altitud,
para animosos montañeros… Subir hasta el Ibón de las Alforches (2411 m.), el Ibón
de la Plana (2621 m.) y remontar la Tuca de Mincholet (2865
m.), donde levantamos una pareja de perdices
nivales (los “pichones”, como los llamaba el solitario montañero vasco en
el Puerto
de Oô), nos permitió recuperar las sensaciones físicas que la montaña
requiere, tras meses de vida urbanita, y preparar la mente para afrontar la
jornada siguiente la ascensión al Posets (3375 m.) o Punta
Llardana por la Canal Fonda… Fue en octubre, habían caído ya las primeras
nieves y se podían contar con los dedos de las manos los vasos de cava que
llenamos para brindar con los montañeros que pasaban la noche en el refugio, incluidos los guardas
del mismo, por haber llegado a la cumbre del Posets. Por la mañana se
dejó ver “el armiño” (mascota gráfica de este refugio), vecino confiado y
habitual del paisaje entorno al Ángel Orús… Dos años antes, en
junio, abrumados por la cantidad de nieve que todavía cubría las montañas,
acudió con pelaje de príncipe para homenajear por su primer tres mil, el Diente
Royo (3010 m.), al jovencísimo Pablo.
Ibón de las Alforches
La montaña ha llegado a ser un nuevo factor de encuentro
social para una parte sustancial de la población y dadas las exigencias físicas
y mentales necesarias para disfrutarlas, es
una tendencia sana desde el punto de vista de la salud pública. Las
montañas se han popularizado, abundan las marchas, trails, trekkings,… que se
adentran en parques nacionales, naturales o sistemas montañosos, y de esta
manera las han acercado a un sector importante de público, y esta genial, mas
quién se ha preocupado de enseñarles a estos nuevos montañeros cómo acercarse a
las montañas con los conocimientos necesarios para hacerlo con responsabilidad
y seguridad…
El verano pasado, durante unos días de la segunda
mitad de agosto, fue posible juntarnos en el Ángel Orús algunos de los
que subimos en el año 2006 y una nueva incorporación. No esperábamos encontrar
el refugio al completo de su capacidad, a finales ya del verano, además de un
copioso flujo de montañeros que pasaban por él, sin pernoctar, camino de Posets, y nos vimos igualmente
sorprendidos por el objetivo de la mayoría de los que pasarían allí la noche,
aunque en cierta manera era previsible por lo dicho anteriormente, su propósito
era ascender a la Punta Llardana o Posets (3375 m.). Sin objetivos
previos pero con ganas de volver a sentir las exigencias que imponen las
cumbres al mismo tiempo que lo placentero que resulta alcanzarlas, nos fuimos a
consultar con la almohada la ruta que emprenderíamos la mañana siguiente…
Pico Espadas desde el Posets (año 2006)
Todavía sin amanecer lo tuvimos claro, ante la bulliciosa
excitación que se respira en los refugios a esas primeras horas de la jornada o los
inapropiados preparativos que exhibían algunos de los numerosos montañeros que,
prestos, iluminaban ya con los frontales la senda hacia el Posets,… intentaríamos
subir al Pavots o Tucón Royo (3124 m.) y a la Tuca
del Forau de la Neu (3.079 m.). Dejamos atrás el callejón que enfilaban
la procesión de montañeros hacia la cumbre de la Punta Llardana por la Canal
Roya,… llegamos al Ibón de Llardaneta, espacio donde se percibía serenidad en días
de calma estival como aquel, superamos el muro que cierra el circo del lago por
el noroeste y dimos vistas desde el sureste a un rincón de belleza singular,
reflejaba esa soledad que atrae a quien se acerca a ellos sin altivez… Hablo de
lugares en Pirineos como el Circo de Gurrundué, el entorno de
los Ibones
de Lliterola o Cregüeña con los picos que los
cierran; la Laguna de Urbión bajo las Tablas de la Ley, la Laguna
Verde bajo el Castillo de Vinuesa o los Circos
encadenados de Moncayo, todo ello en el Sistema Ibérico… El Valle
de Tesaut camino del Iguhil Mgound en el Atlas
Marroquí, o el descenso desde Singo-La por el Valle de Kargyag en el Himalaya
Indio…. Rincones que sorprenden por la incomunicación y poderío que la
naturaleza manifiesta en ellos.
Panorámica desde el Pavots
Hay paisajes de montaña que embelesan por la grandiosidad de
las rocas en conjunción con las formas del agua o elementos vegetales que se
conjugan en él, otros por la altanería de los picos que encadenan las
aguerridas crestas,… y este, por el que hoy nos movíamos, lo hace por la
atracción que ejerce esta monumental exposición de gigantes pétreos sobre el
atónito observador. Un anfiteatro erigido por la natura que preside el Posets (3375 m.), con el Espadas
(3332 m.) y escoltas como compañeros de palco, cierran el Pavots o Tucón
Royo
(3124 m.) y el Diente Royo (3010 m.) por el suroeste, el Diente Llardana (3094 m.)
por el este y en el centro del monumental coliseo la Tuca del Forau
de la Neu (3079 m.), mirador de excepción sobre esta maravilla del arte
natural, una colección de esculturas torturadas por las fuerzas geomorfológicas
y detalladas, y pulidas, por los agentes meteorológicos.
Cresta entre Posets y Espadas
Hipnotizados por la belleza de este paisaje, con paradas
continuadas remontamos los empinados repechos que nos llevaron al collado donde
muere la escarpada cresta del Espadas, y de allí encaramarse a la
cumbre del Pavots resulto visto y no visto. La ausencia de viento, un sol
que lucía sin complejos y agradable temperatura, nos permitió visionar alguna
de las más bellas panorámicas que se pueden disfrutar en Pirineos. En este paraje
solitario, ajeno a la presencia procesional de montañeros que subían la "Montaña con entidad", la fauna avecindada con mucha probabilidad podría salir a tu encuentro sin
estrés… De vuelta al refugio, durante la cena y repleto el comedor de
comensales, eran pocas las caras que resultaban vistas de la noche anterior
La jornada siguiente, la de descanso, nos adentramos en el
sensacional Valle de los Ibones,
solo conocido de vista, por la mayoría, desde las altas cumbres, en dirección al Ibón Negro del Posets (2550 m.), a los
pies de la montaña… La ascensión a las Forquetas
(3007 m.) y (3004 m.) fue la meta de nuestro último día, donde coincidimos,
únicamente, con el abuelo Anselmo y su nieto Iñigo.
Pero estas montañas tanta bellas y con menor dificultad
técnica, aunque exigentes físicamente, no serán las visitadas como elección
previa a otras con dificultad muy superior, sería lo lógico antes que
elegir el Posets, que exige un
nivel de conocimiento y técnica que no
lo hace recomendable para inexpertos… Así se explican los salvamentos que, de
manera cada vez más frecuente, se ve obligada a realizar la Unidad de Rescate de Montaña de la Guardia
Civil, profesionales que se entregan a esta tarea sin escatimar esfuerzos
ni riesgos, y una preparación física y técnica encomiable. Durante los cuatro
días de estancia en el Ángel Orús fuimos testigos de varias
asistencias a algunos de estos turistas de montaña bloqueados en la subida a la
“Montaña con entidad”, y era achacable
a la falta de preparación física, mental y técnica de estos montañeros las
situaciones de riesgo que se generaban por acometer estas cumbres. Soy consciente de que
todos estamos expuestos a un mal paso o ser sorprendidos por una naturaleza no
siempre predecible, y menos en la alta montaña, pero también creo que nunca
debería ser necesaria la intervención de estos equipos de salvamento, que arriesgan
sus vidas, por la presunción de unas capacidades que solo el conocimiento
paciente y progresivo de la montaña
puede añadir a la mochila de cada montañero… Por cierto durante los cuatro días
en el refugio no se dejó ver, en el entorno, “el armiño”
Descenso de las Forquetas
Descenso de las Forquetas
Espectacular entrada, me encantan todas y cada una de las fotos por las texturas, los ocres, los grises, los pliegues...todo.
ResponderEliminarUn saludo.