Es su mirada liquida,
vivaracha expresión de la conservada naturaleza antigua, una esmeralda en
bruto, reflejo clorofílico de las esperanzas amenazadas de este bosque
primigenio. La recatada belleza que posee, velada tras el discreto tul tejido
con seculares hilos pinariegos e inmersa en el corazón de un caótico laberinto
de piedra, rocas desgajadas del buzamiento cimero del Castillo de Vinuesa (2083 m.) por el sibilino filo del hielo, han
hecho posible que conserve su frescura de la juventud aunque su origen nos
traslade a tiempos remotos. Una belleza inmemorial que recalará en tu puerto de
los recuerdos y se significará, amarrada con potentes enlaces neuronales en tu
lóbulo temporal, sentirás cada cierto tiempo la necesidad de volver a
encontrarte con la mirada liquida de la Laguna
Verde.
Han pasado cuatro años
sin arribar a este recóndito, y poco conocido, rincón de la Sierra de Cebollera, en tierras
sorianas, con el mismo plan de recorrido que entonces: tras hacer cumbre en el
Castillo, aventurarse en la búsqueda de esta pequeña Laguna, a la que siempre
cuesta acceder y las dudas son continuas. Un ritual que te predispone, una vez
se produce el encuentro con este santuario
natural, a un cierto misticismo, acorde con la serenidad que el espacio
trasmite, en él la palabra se lentifica y la contemplación del paisaje se
impone a cualquier actividad…
Si gracias al “buen tiempo…” fue posible hace pocos días completar el recorrido,
el panorama hoy ha cambiado radicalmente y debe parecerse más al encontrado en
el intento fallido de febrero de 2015, por carnavales, entonces la acumulación
de nieve era tan espectacular que solo pudimos acercarnos entorno al pico del Buey (2029 m.), y dio pie y argumentos
para un artículo publicado (1) en este periódico… Hoy sí hace “buen tiempo” en esta época del año y en
estos parajes. La naturaleza marca en cada momento sus exigencias para acceder
a este paisaje… Y si hace pocos días llegar desde el Punto de Nieve del Puerto de Santa Inés (1753 m.) al Buey y desde allí al último puesto de caza de palomas, en la
base de la ascensión final al Castillo, resulto un paseo reconfortante, hoy
exigirá un esfuerzo titánico… Mas, hasta donde llegues… ¡¡¡Será fantástico!!!
Una vez has llegado al último puesto de caza de palomas, si
decides descender hacia el sur, te adentrarás en un bosque arcaico de pino negro, un legado de tiempos glaciares,
las llamativas cicatrices que curten sus cortezas atestiguan los aguerridos
enfrentamientos que entablan estos colosos
arbóreos contra nieves, aires o hielos que cabalgan alocados a lomos de
ventoleras y celliscas invernales,…aunque,
me temo, sus heridas más graves las inflige el “cambio climático”… Sí, el que provoca la risa del recién estrenado
presidente estadounidense. Para temblar… Aguantan estoicos los colosos, perezosos al
movimiento, al abrigo mentiroso de la montaña. En este intuido primer escalón
te sentirás intruso, observado con desconfianza por las figuras achaparradas
con luengas barbas de líquenes venteados y encastillados en el laberintico caos
rocoso… Hoy, cubierto todo por un apabullante manto níveo, impresionaran sus
figuras fantasmagóricas…
Este segundo claro y un
aparente segundo escalón lo recorrerás escoltado igualmente por colosos arbóreos, más esbeltos que los
anteriores, hibridados, fruto de encuentros vehementes de pino negro y pino silvestre,
y todavía desaliñados, te indican que vas bien encaminado… Por contra, la
copiosa nevada caída los días anteriores tenderá a homogenizar el paisaje, los colosos se camuflarán o tomarán formas
espectrales, y resultará, hoy, difícil reconocer el recorrido…
Seguirás el descenso hasta completar un tercer escalón y un claro mejor
definido que los anteriores, los colosos
que lo rodean, ahora esbeltos pinos
silvestres, dan sensación de mayor permeabilidad a la espesura, mera
suposición, reina en el bajo bosque una intrincada maraña de altos brezos y
rocas a medio tapizar con musgos, y por allí, a la izquierda del claro debes
adentrarte… Y si cuidado has de poner para no tropezar en este terreno trabado
en días sin nieve, que decir cuando esta lo cubra casi al completo y el
embrollo que oculta la nieve puede
resultar una trampa fatídica,… debes asegurar cada paso…
En la espesura del
bosque, ya cuando las dudas y la impaciencia quieran de nuevo adueñarse del pensamiento, te enfrentarás a
un espacio abierto, fácil de abarcar con la vista, enmarcado por longevos colosos y peñascos, brezos, musgos y
turberas coronan la bellísima esmeralda liquida que nombran Laguna Verde (1845 m.)…
Aquí estas, en este
espacio detenido en el tiempo, la magia se hace patente
reflejada en las imágenes que las aguas especulares de la Laguna obsequian a
los ojos atentos, párate,… a cualquier leve movimiento, una pequeña rama en un
punto arbitrario de la misma, le sigue una serena sucesión de ondas que llegan
al último rincón del espejo y regala, como un caleidoscopio, calmo de nuevo,
otra tentadora visión de la Laguna Verde…
También resulta
inevitable que esperes, más pronto que tarde, el encuentro con ninfas, duendes, elfos, enanos o hadas, son tantos los recovecos donde sentirlos, tan especiales los
parajes para adivinarlos, perfectos los escondrijos donde pasar desapercibidos,
que… como no pensar que la Laguna Verde es un paraíso para la
fantasía…
No podrás regresar del viaje sin tener la corazonada de haber adquirido en
el mismo una respetable pizca de sabiduría. Algo se pega al transitar por este “paisaje
de naturaleza antigua” en el cual tantos seres vivos e inertes, en
mantenido equilibrio, propician la existencia de esta belleza salvaje y serena,
como caras de una moneda, y ambas permanezcan, y haya llegado hasta nuestros
días… y sientes la responsabilidad de que así debe seguir…Has transitado por un
“paisaje
de naturaleza sabia”... Aunque caótica…Una esmeralda que debes guardar
en tu “Cofre para Paisajes”.
Hoy, su mirada liquida,
dormida bajo el gélido edredón de nieve
sueña, sin prisa, con otra primavera.