Un Pastor de Paisajes, con un territorio infinito por donde transitar y muchos paisajes que sumar al rebaño, ahora bien, no solo serán protagonistas de este blog los grandes espacios naturales o humanos .En él encontrarán también su hueco rincones del territorio olvidados en la memoria del tiempo, paisajes que todavía mantienen vivos retazos de la historia de los hombres y mujeres, animales y plantas que nos precedieron. Recorramos los senderos y veredas que nos permitirán conocerlos.
lunes, 28 de noviembre de 2016
sábado, 29 de octubre de 2016
Un “cofre” para paisajes
Tomo de nuevo la palabra en el espacio que me brinda este periódico digital y proseguir en mí empeño de dar voz y poner en valor a los paisajes: algunos resultarán cercanos para el lector, reconocibles, mientras que otros, por desconocidos, distantes,… o muy afanados, pueden parecer ajenos a nuestro territorio o intereses. Mas si resulta cada vez más evidente que los hechos acaecidos en cualquier remoto rincón de nuestro bello planeta nos afectan a todos en mayor o menor medida y que es responsabilidad de todos implicarnos en el desarrollo sostenible del mismo, también lo es, que las actuaciones que se llevan a cabo en muy diferentes lugares para potenciar algunos paisajes o solucionar los problemas que acaecen en ellos, pueden ayudar a encontrar formas propias de intervención en el territorio cercano.
Un “cofre” para paisajes, el nuevo encabezamiento de la columna de Rioja2.com, parte con la esperanza de que encontréis en este “cofre” (como define el DRAE “caja…, fuerte y resistente, donde se guardan cosas de valor”) paisajes y reflexiones sobre los mismos que permitan a quienes abran estas páginas, tener un juicio diáfano sobre los valores que encarnan los paisajes.
Cuando planteamos ante un foro abierto el valor paisajístico de un territorio, es difícil que la mente de nuestros interlocutores no piense de inmediato en la riqueza natural que ese espacio nos va a mostrar. Identificar paisaje con naturaleza es un binomio que se estima lógico y se encuentra muy arraigado. Cuando utilizamos el concepto paisaje, podemos referirnos a las particulares estructuras geológicas de un territorio, a sus atractivas masas boscosas, y a la rica biodiversidad que encierra,… hablamos del paisaje como riqueza natural de un espacio. Sí, pero también, y utilizando las palabras de Javier Maderuelo (1) “…nos estamos refiriendo a lo más íntimo de la relación de un pueblo con su espacio vital, de un pueblo con su propio país” . Hablamos de su economía productiva, de las costumbres de sus habitantes y de su organización social, de sus hábitos alimentarios o del uso del agua dentro del mismo,… hablamos de la historia de ese territorio.
Cada día toma más fuerza la necesidad de considerar los paisajes como documentos históricos, y por ello se hace prioritario aprender a leerlos, a conocer las claves de interpretación que nuestros variados, ricos y bellos paisajes encierran. Necesitamos salvaguardar lo que se cuenta en el paisaje de laderas aterrazadas de Lagunilla de Jubera o de Cornago, lo que está escrito en las desprestigiadas almendreras del valle del Cidacos o de Grávalos,… y de tantos otros documentos paisajísticos que se están perdiendo para siempre. Historias que desaparecen y que deberían tener futuro. Las siguientes generaciones deberían poder leer en ellos como lo hemos podio hacer nosotros. A ser posible añadamos nuevos y hermosos renglones a los documentos paisajísticos pero, no los destruyamos.
Por otra parte, quién no tiene la experiencia de que la confluencia de estas relaciones de un pueblo con su espacio vital, dan con frecuencia resultados tan espectaculares que nos llevarían a considerar el paisaje como una obra de arte, capaz por tanto de producirnos emociones tan intensas de agrado o rechazo, como puedan hacerlo la esbelta belleza gótica de la Catedral de Burgos.
Recorrer estos días los caminos del entorno del Castillo de Davalillo, y acercarse con calma, primero hasta la ermita de la Virgen que da nombre al término, ya despojada de los añadidos que desdibujaban la construcción barroca, y después hasta la singular atalaya de origen árabe, te permitirá disfrutar de una panorámica difícil de mejorar: un anárquico tablero ajedrezado de viñedos, culebreado caprichosamente por el Ebro, con Briones, Haro, Labastida o San Vicente de la Sonsierra, que se erigen sobre el terreno para hacer valer sus dominios, aunque es el río el que se hace de valer, porque es el auténtico dueño y señor del espacio. Y por si todo ello fuera todavía poco, estos elementos están celosamente vigilados por el San Lorenzo y el Toloño desde sus aguerridas sierras. ¿Cómo no considerar este asombroso paisaje una obra de arte? Si no lo hacemos, nos resultará muy difícil distinguir que lo es. Qué acertadas me parecen ahora las palabras de León Tolstoi (2) en su poco conocido y polémico ensayo “Qué es el arte”:
“…Las grandes obras de arte no son grandes sino porque todos pueden comprenderlas perfectamente… Si un arte no alcanza a conmover a los hombres, no es porque esos hombres carezcan de gusto e inteligencia; es porque el arte es malo o no es arte en absoluto.”.
Llegados a este punto y si tenemos en cuenta las reflexiones anteriores, podemos afirmar, sin que parezca pretencioso, que debería ser considerado el paisaje como una manifestación cultural de primer orden y como tal gozar del mismo respeto e igual protección que otros bienes culturales como la arquitectura, la pintura o la música.
Sería también estimulante para el que subscribe esta columna, constatar que con el tiempo, cada uno ha ido llenando su propio “cofre” con sus “joyas” paisajísticas…
(1) MADERUELO,
Javier, Una construcción cultural, en
el Suplemento cultural Babelia de El
País, 20 de septiembre de 2008, p. 17. (Javier Maderuelo es Doctor en
Arquitectura por la
Universidad de Valladolid, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de
Zaragoza y Catedrático de Arquitectura del Paisaje en el Departamento de
Arquitectura de la
Universidad de Alcalá; y coordinador de los cursos Pensar el Paisaje del CEDAN-Fundación
Baulas).
(2) TOLSTOI, León, ¿Qué es el arte? (1898), Barcelona,
Mascarón, 1982, p.90.
(1) MADERUELO, Javier, Una construcción cultural, en el Suplemento cultural Babelia de El País, 20 de septiembre de 2008, p. 17. (Javier Maderuelo es Doctor en Arquitectura por la Universidad de Valladolid, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza y Catedrático de Arquitectura del Paisaje en el Departamento de Arquitectura de la Universidad de Alcalá; y coordinador de los cursos Pensar el Paisaje del CEDAN-Fundación Baulas).
lunes, 9 de mayo de 2016
¿LANGUIDECE EL CASCO ANTIGUO LOGROÑES…? (II Parte)
Debe
encontrar su tren hacia el futuro
Mas como ocurre en la actualidad eran los grandes almacenes,
instalados en el Casco Antiguo, Simeón,
La ideal, Almacenes San Bernabé, y algunos otros, los que marcaban las
pautas de la moda en el vestir de los logroñeses y, por lógica, estos grandes
espacios comerciales debieran haber dado paso a la implantación allí de cadenas
como Zara y sus marcas satélites (Máximo Dutti, Pull Ember, Oysho,….),
Cortefiel o Mango entre otras, pero incomprensiblemente se han ido fuera del
centro histórico, hecho que no ha sucedido en otras ciudades españolas o del
extranjero (como Roma y Londres las últimas visitadas por el viajero)… Os
imagináis a Zara en el antiguo edificio de Correos, sin uso alguno, y a Mango,
enfrente, en el edificio de telefónica, vacío de personal y únicamente lleno de
enlaces y terminales,… y así podríamos ubicar una tras otra marcas relevantes a
lo largo de la Calle Portales y aledañas,… podríamos imaginar también, que
entonces el pequeño comercio tradicional no habría dejado esta parte de la
ciudad y hemos de suponer igualmente que las infraestructuras inmobiliarias del
barrio no se hubieran quedado tan
obsoletas y deficientes y, probablemente, la alarmante pérdida de
vecinos que ha sufrido se hubiera frenado.
Si lo imaginado para el Casco
Antiguo se lograse, unido a la vitalidad que la restauración (bares,
restaurantes y hoteles) ha adquirido en los últimos años, con la Calle Laurel y
la Calle San Juan casi como únicos reclamos turísticos de la ciudad, volvería a
ser este uno de los principales centros de referencia al hablar de Logroño, y
puesto que es el único barrio con la suficiente personalidad diferencial
respecto a otras ciudades, se habría logrado así la meta deseada…
Son plausibles actuaciones que se
han acometido a lo largo de los años en un intento de revertir su depresión,
como reconvertir el antiguo Convento de
La Merced, luego factoría de Tabacalera
Española, en una sala de exposiciones, Amos
Salvador, la sede del Parlamento de
La Rioja y en la principal Biblioteca Pública de Logroño; se han
localizado en el Casco Antiguo los Colegios
Profesionales de Arquitectos, Arquitectos Técnicos o de Médicos, la sede de la Universidad
de Educación a Distancia; llevado las oficinas de la Seguridad Social al rehabilitado Palacio Marques de Monesterio en la recoleta plaza de San
Bartolomé, junto a la Iglesia del mismo nombre, tesoro arquitectónico
intervenido en los últimos tiempos con acierto y buen gusto o la interesante
recuperación integral del Museo de La
Rioja, ampliación a la que solo falta que la gestión del mismo logre que
los ciudadanos lo reconozcan como un encuentro permanente con su historia.
Señala por último el cuestionado Centro
de la Cultura del Vino, pretenciosa
y voluntarista construcción levantada con dinero público entre la Calle Mayor,
Mercaderes y Barrio Cepo, que pretendía ser el revulsivo cultural de la ciudad
(el Guggenheim logroñés…) y cuya gestión en manos privadas, lo ha convertido en
poco más que un gran bar restaurante en un espacio privilegiado, la considera
“el viajero” escandalosa. A su lado el Espacio
Lagares o el Calado de San Gregorio
forman parte de esa misma trama
urbana que desde su punto de vista no ha
respondido a las expectativas para las que fueron proyectadas: ser un foco de
actividad cultural entorno al mundo del vino, ampliable a otros campos, que
debería ser capaz de revitalizar socialmente el entorno y estimular la
recuperación de nuevos elementos…
Son muchas las actuaciones en el
Casco Antiguo que, según se ha manifestado, perdieron el tren de la
oportunidad, mas está convencido que debe retomarse este viaje encaminado a evitar
un mayor deterioro de la estructura social y económica de este barrio logroñés,
y hay algunas intervenciones, piensa “el viajero” que debieran acometerse sin
tardanza, ocurre con la remodelación del Mercado
de San Blas que figuraría entre las prioritarias. Se le vienen a la cabeza
el Mercado de San Miguel próximo a
la plaza Mayor de Madrid o el Mercado do
Bon Suceso cerca de la Casa da Música en Oporto, como tendencias de lo que
podría llevarse a cabo con este posibilista edificio de Fermín Álamo, que sin
dejar de ofertar los excelentes productos de alimentación, respondería a las
nuevas demandas de los consumidores de ocio gastronómico y enológico, su número
de horas de apertura y la diversificación de la actividad sería muy superior,
lo cual supondría un mayor flujo de gente heterogénea en el entorno del mismo de lunes a domingo.
También le parece de recibo poner
en valor el papel de las artesanías en una pretendida recuperación integral del
Casco Antiguo, se ha pasado de dedicarles el nombre de algunas calles pues su
actividad era predominante en ellas, a una presencia meramente testimonial,
restan en la actualidad meritorios y sufridos artesanos en la manufactura de
cuero o la restauración y encuadernación de papel y documentos escritos, que
hacen auténticos equilibrios para mantener abiertos los talleres, es esta una
ausencia insustituible del barrio histórico de la ciudad que pierde así otra de
sus señas de identidad. Se pregunta “el viajero” si sería asumible y aceptada
una política de “discriminación positiva”
por parte del Ayuntamiento de Logroño hacia los artesanos, con medidas como:
facilitar locales en condiciones favorables para el ejercicio de la profesión a
la vez que se hacen más visibles al público, incentivar económicamente a los
que quedan (también sobran los dedos de una mano para contarlos…) y aquellos
que en campos como la cerámica, la costura, la escultura, la herrería, la
carpintería, la sedería,… desarrollan la actividad en otros barrios de la
ciudad, para establecerse en el Casco Antiguo
o el asesoramiento gestor en materias legales, fiscales y de proyección
de la actividad artesanal… Resulta difícil imaginar el retorno de los artesanos
y sus actividades al seno del Caso Antiguo, pero torres más altas han caído si
el empeño es firme y decidido.
Para finalizar, es consciente “el
viajero” que quedan de abordar las más importantes de las intervenciones, las
políticas que hagan frente a los problemas de concentración en esta parte de la
ciudad de bolsas de marginalidad de origen diverso: el envejecimiento y caída
del poder adquisitivo de los vecinos que restan de antaño, la inmigración con
mayores dificultades económicas y trabas legales, o focos de actividades
consideradas delictivas implantadas en algunas calles o locales, dificultan la
normalización social del Casco Antiguo. También la existencia de un alto número
de infravivienda en estas calles logroñesas exigiría políticas decididas para
renovarlas y animar de esta manera una posible vuelta de gente joven como
residentes, regeneración fundamental para lograr una estructura social
equilibrada…
Son como hemos visto todo un
conjunto de complejas intervenciones las que deben abordarse, desde disciplinas
muy diversas y, sería deseable, con enfoques imaginativos y tolerantes. Un tren
hacia el futuro que ciudadanos y gobernantes no pueden permitirse el lujo de
perder, pues como señalábamos arriba, a día de hoy, el Casco Antiguo es lo
único que hace de Logroño una ciudad diferente.
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