martes, 28 de octubre de 2014

Los almendros al sol

Una estampa otoñal que se difumina
  


Los paisajes, como trato de argumentar en estas reflexiones de la columna periódica de Rioja2.com o en el blog “Un Pastor de Paisajes” que la refuerza, son organismos vivos y complejos que llevan escritos la historia del territorio en su  piel, si gozan de la suerte de ser respetados. La percibimos cuando los miramos, los recorremos o nos recreamos en ellos con el pensamiento, su leyenda actual y las precedentes se muestran entonces nítidas a quién las quiere ver. Concebidos como tal, los paisajes siempre estarán inacabados, ahí reside parte de su grandeza… y su debilidad, necesitan de nuestra responsabilidad para no perder ninguno de los capítulos en ellos relatados y que  los hacen posibles como han  llegado hasta nuestros días. Y como esta no se prodiga, la responsabilidad, con demasiada frecuencia nos movemos y  desarrollamos nuestras vidas, entre paisajes sin discurso, que tienen cabida, se parecen y se padecen en cualquier rincón del planeta, pues nada en ellos los liga a un territorio singular. Observad sino donde vivimos la mayor parte de la población, en los espacios sin historia de nuestras impersonales y desarrollistas ciudades. Tenemos suerte si al menos han pensado en el urbanismo y no en la especulación. No ocurre así en el medio rural, al menos hasta hace unos años, allí todavía resulta fácil encontrar retazos de su idiosincrasia, estampas propias que ahora nos sorprenden y nos permiten restablecer los peldaños que han posibilitado la ascensión a la realidad actual.



Sirva esta elucubración que se ha permitido “el viajero” para justificar que hoy quiera enseñaros estas postales, entre el siglo pasado y el presente, que ha encontrado este mes de octubre en los campos, calles y patios de algunos pueblos de los valles del Cidacos, Alhama o Linares por donde ha transitado. Si bien este mes, y más en nuestra tierra, la vendimia copa las conversaciones de la población y destaca tanto en los medios de comunicación (cuando la última hora,… que cuando acaban de darla ya es penúltima, no nos regala un nuevo caso de corrupción política y empresarial o malversación del erario público…), que no deja ver otros paisajes que los enológicos. Mas no os dejéis embelesar por el sugestivo cromatismo y las sensuales caricias con las que nos agasajan los “paisajes del vino” y descubrid también otras e interesantes estampas que ofrecen nuestras tierras riojanas.



Los protagonistas de una de ellas se levantan con el sol, que no madruga ya, cargan en sus jamelgos de cuatro ruedas con remolque, lo cambiaron por los burros o machos con sus “albardas”, “ganchos”, “serones” y “talegas” (1), las pértigas de álamo o avellano para varear los almendros así como las mantas de red de nailon para colocar bajo los mismos. Parten hacia las almendreras dispuestos a desfogarse de la tensión acumulada de tanto mirar al cielo, desde finales de enero con las floraciones tempranas, y sacuden al árbol repensados varazos que los estoicos almendros asumen con elegancia.



La jornada no transcurre  tan rápida como la pericia de los movimientos, rutinas adquiridas tras muchos años de vareos, no dan un golpe de más, tampoco de menos ni sin la fuerza precisa, en la rama apropiada, la que provocara la granizada más copiosa posible de almendros. Dos varean y cuatro mueven el mismo número de mantas a lo largo de dos filas de árboles que llevan parejos. El peso y la dificultad para trasladar las mantas indica el momento para apartar de las mismas los “gamochos” (2) (pequeñas ramas rotas como consecuencia de los leñazos sacudidos…) y retirar los almendrucos con los “cunachos” y descargarlos en el remolque. Recuerda “el viajero” en su juventud el peso para mover las mantas de saco o lona con almendrucos,… y no te cuento si se mojaban. Cambian los vareadores y se retoma la actividad, entre chistes y chascarrillos, que solo se verá interrumpida para  “…tomar un bocao”, un trago de agua o un “chaparrazo” (3) de la bota.


Al declinar la tarde se suspende la labor y regresan… a uno de los pueblos de la comarca señalada, en este caso Villarroya, y en breve espacio de tiempo el “raca, raca,…” de las descocadoras (4) se adueña de los rincones espaciosos. Descargan un primer montón de almendrucos, hojas y “cocones” (5), la máquina los engullirá al ritmo que permita el punto de secado del almendruco y  los tornará ya húmedos y limpios en su mayoría a un segundo montón, que aumentará con la merma del primero, necesitados todavía de un repaso manual.



Son pocos los almendrucos que quedan con el “cocón” adherido y solo las manos podrán liberarlos de su abrazo. Para ello mesas largas están ya dispuestas para recibir cunachos del segundo montón, los salidos de la maquina descocadora, y que manos de varias generaciones dejarán solo con su peculiar tono dorado, tostado, a los almendrucos. Estos engrosarán el tercer  montón a costa de los otros dos.







Solo resta ya tenderlos en lugares abrigos y soleados de los amables patios de las viviendas, clasificada la parva por variedades: largueta (los más abundantes en esta región), marcona, (la más cotizada), redondilla, común, desmayo rojo,… Si cada árbol, según la variedad, verá determinado su periodo de floración o los matices de su flor entre el blanco níveo y el pálido rosa, las almendras ofrecerán texturas, sabores, olores y aceites específicos según su particular variedad… Un mundo rico de sensaciones que en estos valles de la Reserva de la Biosfera todavía no han sido capaces de potenciar, especializar y diversificar su producción,  optimizar la recolección,… y organizarse e inventarse su comercialización evitando los intermediarios,  que les lleve incluso a crear su propia Denominación de Origen, Almendras de la Biosfera…




Notas aclaratorias:
(1)  Albardas, ganchos, serones, talegas: útiles usados para disponer las caballerías para el acarreo, en este caso de los almendrucos. 
      Sus descripciones las encontraras en diccionario de la RAE.                                                    
(2)  Gamochos: localismo de esta comarca riojana. Pequeñas ramas rotas en el vareado de los almendros.
(3)    Chaparrazos: localismo de esta comarca riojana. Trago generoso de vino con la bota o el porrón. 
(4)    Descocadora: máquina para separar los almendrucos de las hojas y  los cocones..
(5)    Cocones: cubierta vegetal dentro de la cual se desarrollan los almendrucos hasta que están bien formados y comienzan a secarse.





miércoles, 22 de octubre de 2014

Semana de las Ciencias Naturales - A.A.Arnedo


Amigos os invito a compartir con los Amigos de Arnedo esta semana de la Ciencias Naturales...
Y os invito igualmente a la conferencia " Valle del Cidacos: un museo apícola al aire libre" que intentare hacer amena y curiosa... Acercaros mañana viernes, 24 de octubre, a las 8 de la tarde a la Casa de Cultura de Arnedo...
Nos vemos...