Un Pastor de Paisajes, con un territorio infinito por donde transitar y muchos paisajes que sumar al rebaño, ahora bien, no solo serán protagonistas de este blog los grandes espacios naturales o humanos .En él encontrarán también su hueco rincones del territorio olvidados en la memoria del tiempo, paisajes que todavía mantienen vivos retazos de la historia de los hombres y mujeres, animales y plantas que nos precedieron. Recorramos los senderos y veredas que nos permitirán conocerlos.
viernes, 31 de enero de 2014
sábado, 18 de enero de 2014
Paja nueva de centeno en la "Cabaña de los Estopares"
Contra todo pronóstico, en ocasiones, se llevan a término esas propuestas, que por considerarlas necesarias y urgentes, haces lo posible por darlas a conocer a la administración pertinente, como entidad pública responsable (…y bastante sorda a estos menesteres que hacen referencia al “Patrimonio pobre”), o bien a alguna asociación ligada al territorio donde se pudiese llevar a término la intervención, que suelen ser animosas pero con pocos recursos económicos y materiales.
En la primavera lluviosa de 2.010, el caminante partió del
Barrio de Cuevas, en la población de Anguiano, por el camino que llaman de
Valvanera con el único propósito de conocer mejor un paisaje que le gustaba.
Aquella mañana, que también llovía, disfruto del paseo por un jardín
asilvestrado, diseñado por la anarquía propia de la naturaleza, muy interesada,
esos días, en mostrar la juvenil belleza y frescura de los brotes tiernos de la
generosa variedad de especies vegetales que colonizan estos barrancos, riberas,
acequias, terrenos baldíos, tronqueras de viejos fresnos, álamos, castaños
(…preguntad por el Castaño de la Nisia),… o muros de piedra. El panorama que
envolvía al caminante se pincelaba con nieblas altas, desmadejadas, que se
agarraban sin convicción a las laderas boscosas y animadas por la agradable
brisa cambiaban con facilidad de aposento.
En estas circunstancias suelen estar muy despiertos los sentidos y se recrean en cada detalle, con una cierta tendencia sublimarlos o magnificarlos, los pensamientos se suceden con rapidez y están sobrados de imaginación y creatividad… Así, una construcción llamo la atención del viajero y se detuvo en el ribazo, bajo el camino una cabaña pastoril resistía a duras penas los envites del tiempo. No era como las demás del término de los Estopares: algunas, arruinadas, conservaban únicamente restos de muros, otras mantenían por tozudez las cubiertas de teja… Pero esta, que hizo parar al viajero, custodiada la puerta por una oveja arrumbada, preñada o pachucha, tenía huecos en la cubierta, hasta ahí nada original, claros abiertos entre la paja de centeno y las bardas de retama, materiales que formaban la techumbre, que dejaban ver algunas partes del costillar de la construcción, hecho que permitía alojarse con facilidad el agua en el interior,… y sin pagar. No se coló el caminante, por la puerta, pues no deseaba molestar a la oveja, igual era la “modorra” que suele haber en casi todos los rebaños,… y seguir los caminos del agua no estaba a su alcance. Boquiabierto y sorprendido por el encuentro se quedó allí un rato haciendo especulaciones y viajando en el tiempo,… hasta quiso ver a los pastores de Anguiano remozando con paja de centeno, segada ese verano, la techumbre de la cabaña.Bajo una suave lluvia retornaba el caminante sobre sus pasos, con la sensación de haberse topado con un rincón de aquel paisaje que se había quedado dormido en el tiempo y con el convencimiento, tras repasar mentalmente muchas majadas, con toda probabilidad, de que esta fuese la última “cabaña” con la techumbre de paja de centeno que quedaba en las Sierras Riojanas. El viajero regresó garboso y exultante al Barrio de Cuevas, con ganas de comunicar a quien quisiera escucharle, la existencia de la singular “Cabaña de los Estopares”.
Las citas y encuentros se sucedieron con algunos gestores del territorio, pretendía dar a conocer y poner en valor este elemento de la cultura y la tradición pastoril, con interés etnográfico y paisajístico,… más quizás no llamé a las puertas apropiadas. Me hice eco, en el programa de Radio Rioja Cadena Ser, “La ventana de la tarde”, en la Rioja, con Lucia Ripa, con la cual colaboraba en la sección “Paisajes con historia”, allí tuvo su protagonismo, en abril de 2.010, la “Cabaña de los Estopares”,… más no debí gritar lo suficiente. Finalmente ese verano, fruto de la casualidad o la coincidencia, me invitaron a una charla-paseo en Anguiano, durante la semana cultural que organizaba la Asociación Cultural Aidillo. Durante la misma salió a relucir y hablamos largo y tendido de esta estructura pastoril a punto de desaparecer, de la perdida de esa parte del “Patrimonio pobre” de la historia de Anguiano, la que cuenta los afanes de los hombres y mujeres que conformaron este territorio, no los grandes hechos recogidos en crónicas y anales, sino el día a día de las personas corrientes…
Y estas reflexiones de una tarde de verano y otra tarde más de animadas charlas y paseos, al verano siguiente, por los montes y barrancos de Anguiano, no cayeron en tierra estéril… Un trabajo encomiable de la Asociación, tenaz y persistente como el de las hormigas, ha logrado unificar esfuerzos, implicar a la Consejería de Medio Ambiente y al Ayuntamiento, recabar el interés de otras Asociaciones y sobre todo embarcar a sus socios en un trabajo intergeneracional de veredas que difícilmente olvidarán. Pensar que este verano del 2.013 en estos tiempos del internet y de la crisis económica que da al traste con todo tipo de iniciativas culturales, la Asociación Cultural Aidillo, asesorados y dirigidos por Ángel, el “zurdo” y su hermano Antonio, pastores que pusieron la última cubierta de la “Cabaña”, hayan sembrado, segado, acarreado y desgranado centeno,… reforzado los muros, remozado postes y cabrios, acarreado retamas y cubierto la techumbre con paja nueva de centeno,… es casi imposible de creer. Gracias por regalarnos esta lección de capacidad asociativa y por evitar que las Sierras Riojanas pierdan otro pedacito de su historia. Gracias por invitarnos a desplazarnos hasta el pueblo de Anguiano y ofrecernos este refugio a los viajeros y caminantes que recorremos estos paisajes, que vosotros con iniciativas como esta los hacéis más bellos y completos.
Puedes seguir el proceso de recuperación de la "Cabaña de los Estopares" en la revista "Aidillo", que publica trimestralmente la Asociación Cultural Aidillo:
En el nº 71, verano del 2.013, paginas 27 y 28:
En el nº 72, otoño del 2.013, paginas 4,5,6,7 y 8:
También reseño la noticia publicada en el periódico La Rioja el 24 de septiembre de 2.013:
martes, 7 de enero de 2014
La Central del Salto del Aguila
Al salir de la curva fuimos
conscientes, de manera casual, de la existencia de una construcción, de
apariencia industrial, en el fondo del barranco. Era una mañana gris, fría, con
mucha nieve en las cumbres y en la carretera la justa para no impedir la circulación
por la LR-415 que desde Ezcaray llega a Posadas y nos lleva, encaramada a las
laderas, hasta el alto de la cruz de la Demanda… Si, donde ha llegado algunas veces la vuelta
ciclista España.
Desde el primer instante del
encuentro visual con aquel paisaje, me pareció tan sugerente que no se me fue
del pensamiento. De regreso a casa busque rutas publicadas de senderismo y
antiguos caminos en viejas cartografías que me permitiesen acceder a la Central
hidroeléctrica del Salto de Águila. Posteriormente tuve conversaciones con
algunos lugareños con el fin de recabar más información e historias,
testimonios directos ligados al territorio y a ese edificio que permanecía anclado
al rio en lo más hondo del Alto Oja. De esta manera fui reuniendo datos y me
entere de la existencia de seis pequeñas presas, que interrumpen el transito
natural del agua de otros tantos arroyos y desvían una parte de su caudal a
sendas acequias que recorren kilómetros de laderas, salvan profundos barrancos,
en base a la ley física de los vasos comunicantes, y conducen el agua requisada
a los riachuelos por la ingeniada red de canales hasta un gran depósito situado
a 1400 m. de altitud, 450 metros por encima y a la espalda del Salto del Águila.
El descenso brusco y acelerado del agua acumulada, por la tubería cerrada,
hasta la central provocaba la rotación de las turbinas instaladas en el
edificio y se generaba el flujo eléctrico para el que fueron concebidas estas
titánicas infraestructuras. Algunos abuelos que trabajaron en ellas recuerdan
el esfuerzo que supuso el asentamiento en este agreste paraje de estas venas
amaestradas y dirigidas. Ahora, ya deterioradas, pues han sufrido la
desatención de los propietarios y el inaplazable tributo que se ha cobrado el
tiempo, son incapaces de cumplir los fines para los que fueron diseñadas.
He llegado hasta varias de estas
presas, como las situadas en los arroyos de Turraguas, Escorlacia o Recila,
siguiendo caminos poco señalizados, veredas
intuidas y poco transitadas, y en los recorridos he encontrado, además de las
infraestructuras hidráulicas mencionadas, lo que queda de algunas majadas:
restos de muros tapizados can musgos y emboscados en sugerentes hayedos
salpicados de acebos o servales. También quisiera destacar que en algunos
tramos de estos estimulantes caminos me ha encantado poder escuchar los
escarceos del agua en el fondo del valle. Mientras las sendas se enmarcan unas
veces entre tapias, se abren paso después entre los brezales de alto porte
arbustivo o atraviesan testimoniales bosquetes de alerces o pino silvestre,
abajo, las aguas del Oja se adivinan inmersas en un apasionado romance de roces
y abrazos con el cauce rocoso, desigual y atropellado que las obliga a saltos
forzados, sugestivos, que reclaman la atención de miradas atrevidas, para luego
adormecerlas en remansos con hechizo, que bien pudieran haber propiciado el
nacimiento de alguna conocida diosa mitológica, mas seguro que lo frecuentan
ninfas del bosque o la montaña con menos pretensiones y fama pero no menor
belleza; espejos de agua que se precipitan de nuevo, sin tregua, en nuevas y
atolondradas persecuciones, carreras de caricias que acaban por eliminar las
aristas de las rocas y modelar las aguas para describir un circuito variable de
curvas de poderosa sensualidad y magnético atractivo visual. Si además el río
se te muestra algo alejado, pero no demasiado, y semioculto bajo una enmarañada
galería de sauces, arces, avellanos, mostajos o boneteros, se te antojará
mágico.
Ahora cuando alguna de las sendas
no lleva justo allí donde el Arroyo Zeteluria, recaudador de las aguas
sobrantes del Turraguas y el Escorlacia, se juntan con el Oja y recalcan su
fuerza, un túnel horadado en la loma te resultara tentador y te adentraras en él,
y adivinaras la invisible compañía de algunos murciélagos en esos escasos cien
metros que te permiten acercarte a las puertas de la central hidroeléctrica del
Salto de Águila. Ahora resulta sencillo comprender este nombre, pues a pesar de
su localización en el fondo del valle, que nos parecía tan evidente cuando nos
percatamos de su presencia, una vez en ella, nos encontramos en un mirador
increíble sobre el rio Oja, sobre sus bosques mixtos caducifolios y de
coníferas, que trepan decididos los abruptos desniveles desde la ribera hasta
las cumbres nevadas del Gatón, el Pico Necutia o el Peñón Espelzia y sus
correspondientes collados… Es un espacio donde se palpa el alma de este paisaje,
donde se percibe la presencia del águila.
Y ahora, allí, junto al corazón
de este complejo entramado de producción eléctrica te invade la nostalgia y el desánimo,
te contagias de la decadencia, abandono y desidia que se respira allá donde
miras o te asomas,… y no logras entender nada… Quieres recordar espacios de
similar interés paisajístico y humano en algunos valles del Pirineo francés como
los de Troumouse o Gavarnie, y sientes envidia (creo que empieza a ser
patológica) solo de pensar como, con toda seguridad, se hubieran recuperado
estas instalaciones en el país vecino…. Estos espacios deberían de tener futuro
e incorporarse a los valores que encierra este territorio.
Como no vas a pensar que este
edificio y toda la red de tuberías, canales, presas o depósitos forman parte
del patrimonio histórico y natural que encierra este lugar, que este paisaje
del Alto Oja se singulariza, todavía más, con esta intervención de ingeniería
hidráulica en él, como no vas a rechazar que este trabajo humano tan encomiable
se pierda en el olvido del tiempo y la desidia… Como no vas a imaginar que
todas estas infraestructuras vuelven a estar operativas, ya, posiblemente, con
distinta finalidad a la inicial.
Ahora las conducciones
canalizarían el agua hasta el gran depósito, recuperado, encima del Salto del
Águila, y podría ser utilizado como reten de agua para combatir los incendios,
frecuentes los últimos años en estos parajes. Además el descenso del agua
entubada hasta la central, como antaño, permitiría generar una cantidad de
electricidad suficiente para cubrir las necesidades de un pequeño hotel rural,
adaptándolo a las nuevas tecnologías de acumulación y producción energética.
También sería posible poner en marcha en su entorno una explotación apícola,
actividad que no resultara desconocida en este espacio, pues aquí ya hubo
colmenas, lo cual daría al establecimiento una impronta de sostenibilidad
todavía más creíble… Podemos imaginar infinitas posibilidades para este
alojamiento rural autosuficiente.
Finalmente os propongo dos
fuentes de información para recorrer este paisaje de la Sierra de la demanda
que me parecen las más apropiadas para acercarse al conjunto de intervenciones
que hicieron posible la Central del Salto del Águila:
*Ojead el libro: Las mejores excursiones por… La Sierra de la
Demanda.
Editorial El senderista.
*Elegid el paseo más apropiado de
la carpeta de rutas editada por la Asociación de
Amigos de Ezcaray en el año 1994: Paseos por Ezcaray, Ojacastro y Zorraquin.
sábado, 4 de enero de 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)